martes, 20 de enero de 2015

Suave Voz

El soldadito,
de plástico.

Inmóvil marioneta.
Hilos atados.

Constante padecer.
Amargo gris.

Pequeñas palabras,
un lejano suspiro.

Y un milagro tan grande,
que jamas lo podre ver.

Ignoraba,
pero el milagro se cumplió.

Antes de nacer,
Dios conmigo pareció

Un padre escuchaba
el lamento del hijo perdido.

En silencio,
las cadenas se desataban.

Fue un susurro,
luego del amor primero.

Un universo infinito,
una inmensidad en pocas palabras.

Y esa fue la muestra
mas directa de su amor.

Lo escuche. Lo viví.
No fue sueño.

Real.

Y lo abracé.
Y lo adoré.

Y lo amaré, por siempre.
Es mi sangre por la suya.

Lo tierno de un romance
que es servir a la libertad.

La verdadera verdad de todo
lo que parecía ser verdad.

La desmentira hecha mascara
y quitada del rostro del estafador.

Soy libre. Y la libertad
duele, pero el valor
es tanto que el universo
es tan solo un puñado
de estrellas que titilan
sin respirar.

El respiro es tan solo mio,
y de Dios.

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